Veo estas imágenes y pienso en la insistencia de los fantasmas.
Pienso en esa extraña obsesión por aparecer desde la nada, por atemorizar al incauto con imágenes que él cree sepultadas en el más oscuro rincón de la memoria.
Y pienso también en la impunidad de lo que no se puede matar.
No es simplemente aparecer aquello que obsesiona al fantasma: para que el efecto sea más intenso despliega un juego contradictorio, seductor y terrorífico entre mostrarse y ocultarse.
Qué son los brillos, las transparencias, los reflejos, si no estrategias del ocultamiento?
El fantasma manipula hábilmente todas estas armas para velar su presencia, y de esta manera ser aun más presente. Jorge Macchi